Correr en mi pueblo

Mi pueblo no es mi pueblo. Es el pueblo de mi madre. El pueblo de mi padre está al lado. Podría decir que soy de los dos y de ninguno. De Bañobárez y de Lumbrales. Charro. De campo.
Cuando no sujeto cierta agresividad verbal que me caracteriza,  me pongo faltón y "resabiao", unos dirían que soy de Lumbrales. Cuando la inocencia se apodera de mí, otros dirían que de Bañobárez. No digo que sean así las personas de estos sitios, que nadie se enfade o se vea reflejado, sólo que yo equiparo determinado rasgo a un sitio concreto, como buscando una explicación para mí mismo. 

Mi familia "desertó del arao" buscando una vida mejor en León, donde nací. Yo me busqué la vida por otras tierras andaluzas. Al final uno no es de ningún sitio y es de todos... mi pueblo. ¿Soy leonés, salmantino, andaluz? ¿De donde nazco o de donde pazco? 

Una vez escuché a un niño preguntarle a otro en un patio de un colegio -¿Cómo que tú no tienes pueblo?- Y tenía miga la pregunta. ¡Hay que tener pueblo coño!, y si no, inventárselo. Presumir de iglesia y de ermita (aunque no la pises), de caño, de plaza y de calma.

La ermita de Bañobárez está en mi barrio

CORRER EN BAÑOBÁREZ

Para correr en Bañobárez tenemos caminos. Caminos nuevos de concentración, que son anchos, están bien hechos, no se acaban nunca, suben cerros, bajan lomas, tienen curvas y desniveles varios.

Puedes llegar a cualquier sitio corriendo, andando, tienes todo el tiempo para llegar a todas partes o a ninguna. Son caminos con sorpresas, con lagartos y bastardos, con charcas y regatos, con horizonte y con historias de carros que se atascaban... antiguamente, que no era como ahora.

Te cruzarás con poca gente. Unos te mirarán silenciosos y extrañados, otros, los menos, querrán que te pares a charlar. Pero tú vas corriendo, no te paras a hablar porque tienes tu plan. Ya se lo explicarás al ofendido en el bar de Lito.

Ven a Bañobárez, ponte a correr y no pares, no pares... te lo pasarás bien.

El mundo nos pertenece. Todo es nuestro menos la C-15