Hay lugares especiales en la vida de uno. Por alguna razón te sientes vinculado a ellos, aunque no hayas nacido allí. aunque lo que te hayan hecho sentir sea gracias a la casualidad de que tu familia proceda de uno u otro sitio. Pues esto me pasa a mí con Bañobárez y Lumbrales, por este orden, el pueblo de mi madre y el de mi padre. Son dos pequeñas localidades en la provincia de Salamanca, cerca de la frontera con Portugal. Estos dos nombres no le dicen nada a la mayoría de la gente, pero para mí, como ya he dicho, me resultan muy interesantes. Y un poco más ahora que he unido estos dos pueblos zancada a zancada (con la compañía inestimable del gran runner J'Hayber y el ciclista reportero Recaredo) corriendo con paso tranquilo, al atardecer, con buena temperatura, disfrutando de la ociosidad de las vacaciones... 13 kilómetros de calma, de sensaciones que me acomodan en dos pasiones, una nueva y otra antigua. Correr sin prisa, pero con una meta, y volver, regresar siempre a mi casa, a mi tierra... aunque no sea la mía.
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Gracias por comentar. Saludos de Alber.